Daniel Barenboim, foto de Sheila Rock
EL CLAVE BIEN TEMPERADO, LIBRO I, de Johann Sebastian Bach. Daniel Barenboim, piano. Warner Classics, 2564 61553-2 (2CD), 2004.
Hoy cuesta imaginarlo, pero hubo épocas no muy lejanas en las que los lobos se escondían en los instrumentos. Antes de Bach ciertas tonalidades eran imposibles de abordar en el teclado sin que surgieran disonancias muy molestas al punto de parecer aullidos, como la llamada "la quinta del lobo". Cuando Bach pudo corregir la afinación dando lugar al buen temperamento y lograr que se pudiera tocar, por ejemplo, en Fa sostenido mayor sin cacofonías, quiso demostrarlo componiendo preludios y fugas en las 24 tonalidades. Así nació El clave bien temperado, obra a la que el estudioso Klaus Eidam (en su esclarecedor libro La verdadera vida de Bach) denomina "la más innovadora y, por ello, más influyente" del siglo XVIII.
Aunque no fue publicado hasta 1799, el hecho de que haya ido circulando en copias y pasando de mano en mano habla de la importancia que tuvo El clave bien temperado para las generaciones posteriores. Beethoven creció con él, Mozart, Haydn, Chopin, Brahms y Schumann lo estudiaron y admiraron, y Hans von Bülow lo llamó "el Antiguo Testamento de la música para piano". Desde siempre los dos libros que lo componen han sido objeto de veneración por parte de los grandes pianistas, no sólo por ser un tratado de armonía sino por la dificultad técnica que implica: tocar en teclas blancas y negras con igual destreza.
Pero además de una monumental obra teórica y didáctica, El clave |