Hablar con Adriana Mastrángelo es ir más allá de los aspectos técnicos que hacen a su canto. En sus palabras se muestra como una verdadera intérprete que no le tiene miedo al riesgo: puede abordar un personaje del belcanto italiano tanto como uno expresionista del siglo XX, pasando por Mozart, Offenbach, Léhar y Kurt Weill. El año pasado abrió la temporada del Teatro Colón fuera de sede con personaje extremo como Marie de Wozzeck de Alban Berg en el Teatro Coliseo, bajo la dirección de Stefan Lano y puesta en escena de Marcelo Lombardero. Este año se la extrañó en los escenarios porteños y mucha fortuna tuvo el público chileno del Teatro Municipal que la disfrutó como Judith en El castillo de Barbazul de Bela Bartók y como Leonora en La favorita de Gaetano Donizetti.
1. Dos mujeres de dos siglos: de Bartók a Donizetti |
¿Cómo fue su experiencia cantando Bartók y luego Donizetti? Los estudié más o menos al mismo tiempo, y me fui acostumbrando a la transición. Son muy diferentes sus personajes, temas, el tipo de canto, en general el lenguaje en el que están escritos. Intenté en un comienzo cantar Leonora mientras terminaba las funciones de Judith, y la verdad es que no pude. Necesité volver a Buenos Aires, descansar, limpiar mi cabeza y luego meterme de lleno a Donizetti. Llegué con poca experiencia en este repertorio, porque es la primera vez que hago belcanto.
Anteriormente había cantado Mozart |