Leonardo Pastore / Foto de Nelson Gutiérrez
La inclinación hacia un lenguaje expresivo no está determinada por una sola causa. En líneas generales puede decirse que el acercamiento hacia este tipo de lenguajes responde a una serie de motivos que están relacionados con el legado o la transmisión afectiva, por parte de algún referente cercano, y también con la forma en la que se le da lugar al deseo. Las representaciones sociales acerca de lo que implica una vocación, tienden a simplificar la complejidad que encierra la aproximación que tiene un sujeto a una disciplina artística, y suelen reducirlo a una cuestión de talento o habilidad.
El recorrido de la historia personal de numerosos artistas retoma, de alguna manera, las consideraciones antes señaladas, con los respectivos matices que adquiere cada caso particular. Es interesante pensar que una vocación artística no es un lugar estático, ni siquiera un lugar de llegada, ya que el modo en que se lo transita necesariamente tiene contacto con las dificultades, con los sinsabores y también, por qué no, con las contradicciones.
Desde hace varios años Leonardo Pastore ha dado muestras de la ductilidad con que ha podido desenvolverse tanto en el canto lírico, como en el canto popular. Con una carrera sostenida a paso firme, este cantante rioplatense ha podido aunar en su identidad artística una tradición vocal que recibe influencias de los grandes tenores del siglo XX y también de uno de los máximos ídolos del canto popular: Carlos Gardel.
1. Los inicios de la mano de las grandes voces |
La fascinación por los grandes artistas del canto ha despertado la vocación de numerosos cantantes que se han visto influenciados, y también estimulados, por la actuación destacada de voces irrepetibles. Cuando se indaga en los referentes musicales, generalmente se encuentra en el relato a los nombres de artistas admirados, con el agregado de que la admiración no solamente remite a las habilidades o a las cualidades vocales o musicales de cada cantante, sino que también muestra un componente crucial, como es el valor afectivo. En cada historia de admiración hay, sin lugar a dudas, un vínculo con el afecto.
Leonardo Pastore se crió en un ambiente donde el contacto con lo musical se daba de manera cotidiana. |