
Daniel Barenboim junto a la Orquesta y Coro del Teatro alla Scala de Milán, saludando antes del comienzo de Aida, Teatro Colón, 2010
AIDA, ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi. Versión de concierto. Función extraordinaria realizada el martes 31 de agosto de 2010 en el Teatro Colón. Orquesta y Coro del Teatro alla Scala de Milán. Dirección musical: Daniel Barenboim. Director de coro: Bruno Casoni. Elenco: Oksana Dyka (Aida), Ekaterina Gubanova (Amneris), Salvatore Licitra (Radamès), Andrzej Dobber (Amonasro), Kwangchul Youn (Ramfis), Carlo Cigni (El rey de Egipto), Antonello Ceron (Mensajero), Sae Kyung Rim (Sacerdotisa).
Aida, ópera con la que se inauguró el Teatro Colón en 1908, era uno de los títulos imaginables y predecibles en su temporada de reapertura, al menos para subsanar la frustración de no haberla podido programar en 2008 para festejar el centenario del Teatro, en aquel entonces cerrado y sin temporada lírica.
Esta ópera pertenece al período de madurez de Giuseppe Verdi y le fue encargada por la Ópera del Cairo para celebrar la inauguración del Canal de Suez (1869) aunque pudo ser estrenada recién en 1871. La Orquesta del Teatro alla Scala inició su relación con esta partitura de la mano de su compositor, quien la dirigió en su estreno europeo en 1872. Ciento treinta y ocho años después la Orquesta del Teatro milanés continúa sacando brillo a la suntuosa y espectacular orquestación verdiana, permitiéndonos encontrar infinitos detalles. La versión en concierto, sin escenificación, si bien le resta teatralidad, posibilita en cambio concentrarse y sorprenderse con esa variedad de texturas y sutilezas del relato musical desvestido de su ropaje escénico. Y entonces nos encontramos con esas líneas vocales de enorme belleza, ese diálogo entre los instrumentos y las voces de efectos expresivos inéditos en su época, esa orquestación densa y compleja que supera ampliamente el mero exotismo o decorativismo.
La dirección de Daniel Barenboim, llena de nervio y dramatismo, permitió apreciar todas las cualidades del genio creativo del Verdi, manteniendo un perfecto equilibrio entre los momentos de íntimo y melancólico lirismo, y el gran despliegue de las escenas de conjunto. Es destacable la fluidez que logra Barenboim en la exposición y el fraseo: en sus manos la melodía verdiana adquiere claridad logrando que esos motivos musicales escuchados tantas veces nos digan cosas nuevas. La Orquesta del Teatro alla Scala respira la música de Verdi con naturalidad permitiendo que esas largas y bellas frases se desarrollen con gran fuerza expresiva. Con prestaciones impecables en todas sus secciones |