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“The Consul” en el Teatro Avenida : ¿Hay alguien, alguno, al que todavía le importe?
Un excelente trabajo de conjunto permitió recrear el clima opresivo de esta obra testimonial del compositor italo-estadounidense Gian Carlo Menotti acerca de la deshumanización del mundo contemporáneo. Por Ernesto Castagnino
 

Carla Filipcic Holm (Magda Sorel) y Hernán Iturralde (John Sorel) en el
primer acto de The Consul, Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2009

THE CONSUL, drama musical en tres actos de Gian Carlo Menotti. Función del domingo 13 de septiembre de 2009 en el Teatro Avenida, organizada por Buenos Aires Lírica. Dirección musical: Javier Logioia Orbe. Puesta en escena: Fabian von Matt. Escenografía: Daniela Taiana. Vestuario: Stella Maris Müller. Iluminación: Alejandro Le Roux. Reparto: Carla Filipcic Holm (Magda Sorel), Hernán Iturralde (John Sorel), Virginia Correa Dupuy (la madre), Elisabeth Canis (la secretaria), Leonardo Estévez (El agente de la Policía secreta), Osvaldo Peroni (el mago), Walter Schwarz (Mr. Kofner), Andrea Nazarre (mujer extranjera), Gabriela Ceaglio (Anna Gómez), Vanina Guilledo (Vera Voronel), Mariano Fernández Bustinza (Assan), Mabel Mercer (voz de la grabación), Soledad Argañaraz Raiden, Paola Bordón, Martín Palladino, Rubén Santti (actores). Orquesta de Buenos Aires Lírica.

Este año hemos podido disfrutar de tres óperas de Gian Carlo Menotti (1911-2007): las dos obras breves Amelia al Ballo y The Old Maid and the Thief  en Juventus Lyrica, y ahora The Consul en Buenos Aires Lírica. Este compositor del siglo XX, nacido en Italia pero radicado en Estados Unidos desde muy joven, conjuga en su música la tradición italiana, que recibe desde su nacimiento, con lenguajes más contemporáneos como el jazz y el negro spiritual que respira a su llegada a Norteamérica en la década del treinta. The Consul, estrenada en Filadelfia en 1950, es un esfuerzo por llevar al lenguaje operístico un drama político y, en este sentido, una toma de posición frente a la deshuminación y la irracionalidad de la maquinaria burocrática. Al igual que el Sr. K en El proceso de Franz Kafka, la heroína de esta ópera, Magda Sorel, se ve atrapada por un laberinto de formularios y oficinas que rechazan su sufrimiento y la arrojan a la desesperación más absoluta. Como Ruggero Leoncavallo, que extrajo el argumento de I pagliacci de una crónica policial de la época, Menotti construye su obra a partir de la noticia del suicidio de una mujer polaca al ser rechazada su visa a los Estados Unidos.

The Consul es la historia de Magda Sorel, esposa de un militante político perseguido y madre de un niño gravemente enfermo, que debe recurrir al consulado para salvarse, en busca de asilo político. En el consulado se encuentra con la complicada serie de formularios y requisitos que la separan de la entrevista con el cónsul. Ella no puede verlo, la secretaria está allí para garantizar que todos los pasos se cumplan y todos los papeles sean firmados. Impávida ante el dolor, ella dice:

Su nombre es un número.
Su historia, un caso.
Su necesidad, una petición.
Sus esperanzas serán puestas en un legajo.
Vuelva la semana próxima...

Nadie puede ver al cónsul si no ha cumplido con las formas, Magda y los otros espectros que como ella deambulan por un laberinto de pasillos y oficinas se preguntan: ¿Hay alguien, alguno, detrás de esas puertas a quien todavía se le pueda abrir el corazón? ¿Hay alguien, alguno, al que todavía le importe? Magda desesperada ve morir a su pequeño hijo y no puede evitar que su marido salga de su escondite para ir a su encuentro. Con su marido preso y su hijo muerto, ella no encuentra más salida que el suicidio. En la obra hay una preponderancia del texto sobre la música; Menotti tenía el propósito de que las palabras se comprendieran bien y el espectador pudiera seguir la trama. La orquestación es compleja y sutil, subrayando con eficacia los clímax dramáticos aunque sin abandonar el lirismo, y creando (a través de frecuentes ostinati) ese mundo opresivo en el que el ser humano se encuentra sólo con su sufrimiento.

Elisabeth Canis (la secretaria) y Carla Filipcic Holm (Magda Sorel) en el
segundo acto de
The Consul, Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2009

El régisseur Fabian von Matt, responsable de la puesta escénica de El holandés errante de 2007, acertó plenamente en la plasmación de este drama humano logrando transmitir el sentido profundo a través de una concepción clara, con recursos originales y bien dosificados. El trabajo actoral, tan importante en una obra como esta, fue detallado y bien enfocado, con gestos que resultaban naturales y siempre justificados. Destacable labor de los cuatro actores que representaban empleadas del consulado y agentes de policía. Con cuatro cubículos dispuestos a ambos lados de la escena que se iluminaban y oscurecían alternativamente, von Matt buscó representar escenas implícitas en la trama pero que lejos de resultar redundantes aportaban un elemento visualmente contundente: allí aparecían espías escuchando con auriculares, una silla de interrogatorio, empleadas apilando infinitos archivos, etc. La escenógrafa Daniela Taiana realizó un excelente trabajo creando los dos espacios en los cuales se desarrolla el drama: el departamento de Magda y la recepción del consulado. Con una estética inspirada en el cine negro de los años 30 y 40, Taiana diseñó una escenografía de espléndida factura que funcionó como marco ideal en el desarrollo del drama. La iluminación diseñada por Alejandro Le Roux acompañó en forma impecable los climas buscados por von Matt y Taiana, contrastando la lúgubre luz del departamento de Magda a la fría iluminación en el consulado. El vestuario diseñado por Stella Maris Müller siguió también la inspiración en las décadas del 30 y 40 con abundancia de detalles y buen efecto visual.

En el aspecto vocal el equipo reunido por Buenos Aires Lírica no tuvo fisuras. La voz bien proyectada de Carla Filipcic Holm sirvió al personaje de Magda Sorel con excelentes resultados. La soprano supo encontrar los colores, la intensidad y fraseo adecuados para hacer frente a este exigente rol. Su monólogo

 
Publicado el 20/09/2009
     
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