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"L'elisir d'amore" en el Teatro Avenida: Recrear la tradición
Buenos Aires Lírica presentó su nueva producción de esta temporada, destacándose la prometedora voz de Luis Olivares, el interesante planteo escenográfico de Gastón Joubert y la creativa régie de Claudio Gallardou. Por Ernesto Castagnino
 

Recrear la tradición
Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222
Buenos Aires Lírica

 

Patricia Cifuentes (Adina) y Leonardo Estévez (Belcore), L'elisir d'amore,
primer acto, Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2007

L'ELISIR D'AMORE, ópera en dos actos de Gaetano Donizetti. Dirección musical: Dante Ranieri. Dirección escénica: Claudio Gallardou. Reparto: Patricia Cifuentes (Adina), Luis Olivares (Nemorino), Leonardo Estévez (Belcore), Fernando Santiago (Dulcamara), Gisela Barok (Giannetta). Escenografía: Gastón Joubert. Vestuario: María Clara Beitía. Iluminación: Claudio Gallardou y Rubén López. Coro de Buenos Aires Lírica y orquesta. Director de coro: Juan Casasbellas.

A pesar de haber hecho sus primeros pasos en la ópera siguiendo el modelo trazado por Rossini, Gaetano Donizetti comienza a destacarse en el panorama operístico en 1832 con su primer éxito de público, una ópera bufa llamada L'elisir d'amore (El elixir de amor). Aun cuando el gusto del público y su creciente compromiso estético con la corriente del romanticismo lo llevaran por el camino del melodrama, con obras como Lucia di Lammermoor, Maria Stuarda o Roberto Devereux, Donizetti siguió alternando la ópera seria con argumentos cómicos y ligeros. La tradición de la ópera bufa italiana trasciende períodos y corrientes estéticas, desde su nacimiento napolitano en siglo XVIII hasta el siglo XX con obras como Gianni Schicchi de Giacomo Puccini. Este género popular con sus enredos amorosos, sirvientas pícaras y conflictos domésticos,  permitía la identificación inmediata del público con situaciones más cercanas a su vida cotidiana que las dramáticas vicisitudes de reinas y princesas. En esta tradición se inscribe también Donizetti y la obra que nos ocupa: L'elisir d'amore es uno de sus aportes más significativos al género.

La escenografía diseñada por Gastón Joubert, parece también haber explorado en esa tradición, recreando las postales de época que mostraban escenas de distintas óperas. Joubert enmarcó la acción en unos fondos pintados en tela, gastados por el tiempo y sin disimular los bastidores a los que se ataban, unas tarimas movibles que cumplían diferentes funciones como en las compañías teatrales ambulantes. Este recurso condimentaba el ambiente de un efectivo aire melancólico.

La dirección escénica de Claudio Gallardou, en perfecta sintonía con el marco escenográfico, estuvo orientada por su conocimiento de la commedia dell'arte, con sus saltimbanquis que acompañan y comentan la acción de los personajes pero sin "intervenir" en ella. Lo que al comienzo perfilaba como un recurso excesivo, encontró su lugar en el tono general de la puesta. En las escenas más sentimentales se optó por un adecuado intimismo que acompañaba la variedad de estados de ánimo. Excelente la iluminación, también debida a Gallardou, que intensificaba el efecto de artificio dramático y creaba espacios y climas diferenciados.

 

En el centro, Fernando Santiago (Dulcamara), L'elisir d'amore, primer acto,
Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2007

El rol de Nemorino fue abordado por el tenor chileno Luis Olivares que nos brindó un canto cálido e italiano, aunque su voz oscilara en volumen, sobre todo en los conjuntos, donde era apenas audible. En el aria "Una furtiva lagrima" su voz creció mostrando bello timbre lírico y buen legato. A pesar de las buenas marcaciones de Gallardou, Olivares no resultó del todo creíble escénicamente, acentuando solamente en Nemorino su carácter simplón e ingenuo. La soprano Patricia Cifuentes, también chilena, fue una Adina correcta pero su voz de soubrette, bien manejada pero pequeña, luchaba con una tessitura algo excesiva para su capacidad actual. Por momentos, el ascenso al agudo le hacía perder algo de redondez para adoptar un timbre más afilado, no obstante compensó estas dificultades con un buen desempeño escénico, moviéndose con la gracia y arrogancia propias de este arquetipo de la ópera bufa (1).

Lamentablemente las voces graves no estuvieron a la altura: el barítono Leonardo Estévez, a quien pudimos escuchar en un correcto Johann en la reciente producción de Werther del Teatro Colón, mostró algunos problemas de emisión y afinación en el rol de Belcore que cantó desprovisto de toda elegancia y fuera de estilo. Tampoco convenció el barítono Fernando Santiago en un rol originalmente para bajo bufo, el simpático charlatán Dulcamara. Su aria de entrada con agilidades, que eludió recitándola, presentó además notables desajustes con la orquesta. Ambos cantantes, sin embargo, supieron brindar buenas caracterizaciones de sus roles.

 

Luis Olivares (Nemorino) y Fernando Santiago (Dulcamara), L'elisir d'amore,
primer acto, Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2007

La dirección orquestal, a cargo de Dante Ranieri, ofreció una lectura vivaz de la partitura, aunque algunos desfasajes entre el foso y el escenario quitaron brillo a su dirección, sobre todo en las escenas de conjunto y especialmente la stretta (escena final del acto en que solistas y coro van intercalando sus frases aumentando la velocidad) que resultó algo desprolija.

En resumen, una propuesta interesante de Buenos Aires Lírica, con una dirección musical sólo correcta y el acierto de una excelente puesta escénica de Claudio Gallardou que recupera el ambiente bucólico y gratamente ligero de esta obra, revisitando un tradicional género teatral italiano.

Ernesto Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Octubre 2007

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Nota
(1) Desde Serpina en La serva padrona de Pergolesi, continuándose en Rosina de Il barbiere di Siviglia de Rossini, hasta Norina de Don Pasquale de Donizetti. Incluso Mozart le rindió homenaje a este estereotipo de mujer resuelta y caprichosa con la Despina de Così fan tutte.

Imágenes gentileza Buenos Aires Lírica / Fotografías de Liliana Morsia

Artículo publicado originalmente el 3 de octubre de 2007

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1) Néstor Correa opina...
Hola, soy Nestor. Estuve en  la funcion del jueves. Coincido con los expuesto. Gallardou excelente su puesta y sus saltimbanquis, como aqui lo expresaban. Fue barbaro la satira al ejercito del sargento Belcore.
Por último conicido con que los barítonos fue lo más flojo. Aunque Fernando Santiago convenció un poco más, con una buena actuación y gracia.
Saludos
Nestor - Pehuajó- Bs As.
Enviada: Domingo, Octubre 7, 2007 10:48pm 

 
Publicado el 21/10/2007
     
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