Ejemplo claro de esos músicos que en su época eran reconocidos y apreciados, el compositor y director de orquesta austríaco Alexander von Zemlinsky (1871-1942) y su producción durmieron en el olvido durante varias décadas, esperando una justa reivindicación. En 1938, él y su familia abandonaron su Viena natal por la invasión de Hitler a la ciudad imperial. Su música había sido censurada en principio y luego prohibida: formó parte del corpus musical que el nazismo llamo Entartete Musik (Música Degenerada), esa música que no era afín a las "ideas" estéticas del régimen o por el simple hecho de ser producida por un judío.

Es en la década del setenta cuando su obra vuelve a los sonidos de las orquestas y cantantes, mostrando sus cualidades intrínsecas de gran interés. Zemlinsky fue también uno de esos hombres que estuvieron entre dos siglos: vivió tanto la despedida romántica del fin del XIX, como el comienzo convulsionado del XX. Por eso, más allá de su afinidad por lo novedoso, su estética nunca se apartó de la tonalidad, como sí lo haría uno de sus discípulos más famosos, Arnold Schoenberg.

En la Argentina, la obra de Zemlinsky es prácticamente desconocida. En septiembre de 2005 tuvimos la oportunidad de ver la última de sus óperas, Der König Kandaules (El Rey Candaules), en calidad de estreno americano, con dirección musical de Günther Neuhold y puesta en escena de Marcelo Lombardero. El 6 de agosto de 1997 se conoció en Buenos Aires su obra quizá más popular, la Lyrische Symphonie (Sinfonía Lírica), Op 18, compuesta entre 1922 y 1923 sobre poemas de Rabindranath Tagore. En esa oportunidad, en el Auditorio de Belgrano la Orquesta Sinfónica Nacional fue la protagonista del estreno local, con la batuta de Jorge Rotter y la actuación de la soprano Adelaida Negri y el barítono Víctor Torres.

El próximo martes 3 de abril a las 20.30, en el Teatro Gran Rex, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, con dirección de Francisco Rettig, abordará por primera vez esa impresionante obra, con la mezzosoprano Adriana Mastrángelo y Víctor Torres nuevamente en la parte de barítono. Es bienvenida la interpretación de una obra de Zemlinsky en nuestro medio, oportunidad para conocer un poco más a este músico, maestro de compositores y gran director de orquesta, que vivió entre dos siglos y que sufrió el estigma del nazismo.


1. Dirigir y componer entre dos siglos

2. Bajo el estigma de la "degeneración"

3. Conclusiones: Escuchar y pensar a Zemlinsky hoy

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