Enrique Arturo Diemecke dirige a la Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón en la Misa de réquiem de Verdi, 2018
MISA DE RÉQUIEM, para solistas, coro y orquesta, de Giuseppe Verdi. Concierto del martes 3 de julio de 2018 en el Teatro Colón, en el marco del Ciclo Sinfónico Coral. Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón. Dirección musical: Enrique Arturo Diemecke. Director de coro: Miguel Martínez. Solistas: María José Siri, soprano; María Luján Mirabelli, mezzosoprano; Darío Schmunck, tenor; Goderdzi Janelidze, bajo. MISSA SOLEMNIS, para solistas, coro y orquesta, de Ludwig van Beethoven. Concierto del viernes 6 de julio de 2018 en el Centro Cultural Kirchner. Orquesta Sinfónica Nacional. Dirección musical: Carlos Vieu. Coro Polifónico Nacional. Director: José María Sciutto. Coro Nacional de Jóvenes. Director: Pablo Banchi. Solistas: Daniela Tabernig, soprano; María Luisa Merino Ronda, mezzosoprano; Ricardo González Dorrego, tenor; Hernán Iturralde, bajo-barítono.
Entre el estreno de Aida (1871) y de Otello (1887), Giuseppe Verdi entró en un período de cuasi retiro en el que se dedicó a revisar su Simon Boccanegra y componer una Misa de Réquiem en memoria del escritor Alessandro Manzoni. Como es de esperar, el texto litúrgico de la misa de difuntos adquiere, en manos de un músico consagrado a la ópera, una expresividad y un dramatismo extraordinarios. Estrenado en 1874, el Réquiem verdiano ocupó, desde su estreno, un lugar de privilegio en la programación de teatros y salas de concierto.
El Ciclo Sinfónico Coral que, a partir de este año, el Teatro Colón incluye en su programación anual, cuenta con tres grandes obras del género sacro: el Stabat Mater y la Petite Messe Solennelle de Gioacchino Rossini y la obra comentada, el Réquiem de Verdi. Tras dedicar la función a Hugo Jaurena, tenor del Coro Estable recientemente desaparecido, el director Enrique Arturo Diemecke comenzó a desplegar su lectura de esta obra monumental: gran exaltación y búsqueda de contrastes, potentes fortissimi y un carácter netamente dramático, aun a costa de tapar las voces solistas. Una aproximación esperable en el extrovertido director.
La gran riqueza sonora de las cuerdas, fundamentalmente de los cellos, y la estremecedora fanfarria de las trompetas situadas en diferentes lugares de la sala introduciendo el |