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"El Cristo de Elqui" en Chile : Cristo vive. En Santiago
El estreno mundial de la ópera de Miguel Farías fue un suceso. Una partitura de exquista factura y un elenco excepcional trajeron al Municipal de Santiago la pasión y muerte social del profeta nortino. Por Cristóbal Astorga Sepúlveda (corresponsal en Chile)
 

Javier Weibel (Trabajador 1), Francisco Huerta (Trabajador 2, sentado), Patricio Sabaté (Cristo) y Sergio Gallardo (Sacerdote) en el cuadro primero de El Cristo de Elqui, Municipal de Santiago, 2018

EL CRISTO DE ELQUI, ópera en un prólogo y cuatro actos con música de Miguel Farías y libreto de Alberto Mayol, sobre las novelas de Hernán Rivera Letelier. Función del Estreno Mundial el sábado 9 de junio de 2018, en el Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile. Dirección musical: Pedro-Pablo Prudencio. Concepción y puesta en escena: Jorge Lavelli. Colaboración artística: Dominique Poulange. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Vestuario: Graciela Galán. Iluminación: Roberto Traferri y Jorge Lavelli. Reparto: Patricio Sabaté (el Cristo de Elqui), Evelyn Ramírez (Reina Isabel), Yaritza Véliz (Magalena), Paola Rodríguez (Ambulancia), Gonzalo Araya (Cardenal), Claudio Cerda (Obispo 1), Eleomar Cuello (Obispo 2), Rony Ancavil (Policía 1), Javier Weibel (Policía 2 y Trabajador 1), Francisco Huerta (Trabajador 2), Jaime Mondaca (Trabajador 3), Sergio Gallardo (Sacerdote), Pedro Espinoza (Cliente), Francisco Melo (Poeta Mesana). Coro del Municipal de Santiago, director: Jorge Klastornick. Orquesta Filarmónica de Santiago.

Corría junio de 1997 cuando la Corte Suprema chilena confirmaba una acción de protección constitucional que permitía la censura de la película La última tentación de Cristo debido a su carácter ofensivo con la fe católica. Ese infame fallo consignaba algo surrealista. Y es que la acción venía interpuesta a nombre, entre otros, de Jesucristo, que para efectos del proceso se encontraría domiciliado en Santiago de Chile. En el Paseo Ahumada.

A más de dos décadas de ese incidente, los chilenos queremos creer que vivimos en un país muy distinto. La visita del Papa el verano pasado, a todas luces un desastre en términos de convocatoria de fieles, sería un indicio de ello. Los escándalos de abusos sexuales al interior de la Iglesia católica chilena serían una de las principales razones de su descrédito. Aparentemente, viviríamos en un país más escéptico y secularizado. Pero es fácil cantar victoria cuando se deja de lado la presencia cada vez más robusta de formas de religiosidad distintas a la católica. Las iglesias evangélicas, cuyas prédicas hay que tolerar incluso en vagones del metro, parecen desvirtuar esa tesis.

Es en este contexto que llega El Cristo de Elqui. A diferencia de los dos últimos estrenos de ópera chilena en el Municipal de Santiago (Fulgor y muerte de Joaquín Murieta en 1998, y Viento Blanco en 2008), este se ha programado dentro de la temporada oficial. Esto no es menor: el público abonado no tiene escapatoria. Y es que a veces, hay que obligar a las personas a ser libres. En este caso, de prejuicios: que la música contemporánea es ininteligible, que no hay talentos locales, que Chile es un convento abierto al mundo.

Patricio Sabaté (Cristo) y Evelyn Ramírez (Reina Isabel, de espaldas) en
el cuadro segundo de El Cristo de Elqui, Municipal de Santiago, 2018

Con música de Miguel Farías y libreto de Alberto Mayol, El Cristo de Elqui adapta dos novelas de Hernán Rivera Letelier. Como ocurre con el corpus de su trabajo, el ambiente es la pampa nortina, y sus personajes son putas y la clase obrera. Quien crea que esto es ajeno a la ópera necesita actualizar su canon. O al menos revisitar el

 
Publicado el 11/06/2018
     
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