Régine Crespin y Beverly Sills / La Mariscala y Norma
Dos grandes voces se silenciaron por siempre. Dos grandes intérpretes de la lírica, ambas muy identificadas con sus países de origen, brindaron su arte al mundo entero durante el pasado siglo XX. Ambas eran sopranos, una norteamericana y otra francesa, una del repertorio lírico y la otra del dramático. Sus nombres quedarán grabados en la memoria de todo aquel que haya podido apreciarlas a través de interpretaciones en vivo y en disco. Dos personalidades diferentes que son referencia absoluta para la crítica y que vivirán por siempre en el recuerdo de los amantes de la ópera.
1. Bubbles
La norteamericana Beverly Sills desarrolló su carrera como soprano coloratura, debutando en 1955 en la Ópera de Nueva York, como Rosalinde en Die Fledermaus, de Johann Strauss. Interpretó un amplio repertorio (más de 70 papeles) de Haendel a Menotti siendo sus roles más aplaudidos las heroínas del bel canto. Su voz le permitía abordar desde roles de gran agilidad como la Reina de la Noche (Die Zauberflöte), Olympia (Les Contes d'Hoffmann), Zerbinetta (Ariadne auf Naxos) o Rosina (Il barbiere di Siviglia), hasta algunos más dramáticos como Violetta (La traviata), Gilda (Rigoletto) y Nedda (I Pagliacci).
Entre sus grabaciones se recuerdan Manon, que ganó el premio al mejor álbum de ópera en 1971, el álbum Music of Victor Herbert que ganó el Grammy en 1978, y las tres reinas Tudor (Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereux) de Donizetti. Figura muy popular en su país, luego de retirarse de los escenarios en 1979, asumió la dirección de la New York City Opera (cargo que desempeñó hasta 1990) y condujo las transmisiones televisivas en directo desde el Metropolitan Opera, teatro que dirigió de 2002 a 2005.
Bubbles -así la llamaban sus amigos y admiradores- guardaba un especial recuerdo de La traviata de Nápoles de comienzos de 1970, en la que compartió el escenario con Alfredo Kraus. "Al principio se mostraba distante, incluso aburrido, pero cuando vio que yo iba en serio y tenía ideas propias sobre el personaje de Violetta se interesó muchísimo. Fue uno de los grandes éxitos de toda mi carrera. Recuerdo que tomé su cabeza entre mis manos para cantar lo de Amami Alfredo directamente en su cara. La gente no dejaba de recurrir a sus pañuelos para contener las lágrimas".
Beverly Sills en Lucia di Lammermoor, Teatro Colón, 1972 / Fotografía de Arnaldo Colombaroli
El Teatro Colón contó con su presencia en tres temporadas: 1968 Haendel: Giulio Cesare, Norman Treigle, Marion Forrester, Peter Schreier y Franz Crass. Dirección: Karl Richter. 1970 Massenet: Manon, junto a Nicolai Gedda. Dirección: Peter Maag. 1972 Donizetti: Lucia di Lammermoor, junto a Alfredo Kraus y Gian-Piero Mastromei. Dirección: Juan Emilio Martini.
2. La voz sensual
3. Discografía recomendada
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