Si dios no existiera, habría que inventarlo Voltaire
Conócete a ti mismo, no supongas que hay un dios que investigar; El estudio propio de la humanidad es el hombre Alexander Pope
Desde tiempos remotos la música estuvo presente en las pequeñas y grandes ocasiones religiosas: las celebraciones oficiales griegas, pero también las sectas órficas, incluían dramatizaciones acompañadas de música. La música y el ritual sagrado mantienen desde los orígenes una relación tan íntima e intrínseca que resulta casi imposible identificar el momento preciso de su reunión en esa nueva entidad que se dio en llamar música sacra o música religiosa. En el mundo occidental esa relación ha quedado signada por el cristianismo y sus avatares históricos, en los que encontramos algunos (pocos) momentos de libertad compositiva, o al menos de cierta indiferencia sobre el tema, jalonados de muchos otros en los que se buscaba mantener un control restrictivo sobre la forma de producción de este nuevo género, dictando severas normas en cuanto a las condiciones y las características que debían tener las obras musicales para ser consideradas religiosas.
Desde la recopilación de himnos que en el siglo VII ordenó hacer el papa Gregorio I |