VERDI A GRAN ESCALA Teatro Colón, Libertad 621. Domingo 14 de Mayo, 17.00
I vespri siciliani, final del cuarto acto, Teatro Colón 2006.
I VESPRI SICILIANI, ópera en cinco actos de Giuseppe Verdi. Dirección musical: Mario Perusso. Régie: Eric Vigié. Escenografía e iluminación: Enrique Bordolini. Vestuario: Imme Möller. Coreografía: Rubén Gallardo. Reparto: Marquita Lister (Duquesa Elena), Carlos Duarte (Arrigo), Carlo Kang (Guido de Monforte), Duccio Dal Monte (Giovanni da Procida), Enrique Folger (Danieli), Alicia Cecotti (Ninetta), Ariel Cazes (Bethune), Carlos Natale (Tebaldo), Mario De Salvo (Conde de Vaudemont) y Gabriel Renaud (Manfredo). Orquesta, Coro y Ballet Estables del Teatro Colón.
El género de la “grand opera” fue sin dudas una de las innovaciones en el terreno operístico acuñadas durante el siglo XIX. La acogida que brindó París tanto a compositores locales como extranjeros (particularmente operistas) funcionó para el surgimiento de este tipo particular de ópera. Quizá uno de los títulos iniciáticos fuera Guillaume Tell de Gioachino Rossini, aunque el género tal vez encontrara en las óperas de Giacomo Meyerbeer su total expresión. Este tipo de obra “a grandes escalas” presenta suntuosos números corales, ballet, una extensión de cuatro o cinco actos, una escenografía detallista y compleja que va de la mano de efectos escénicos por lo general de cierto impacto y un argumento que pueda abordar las relaciones apasionadas con un fondo de conflictos entre pueblos, características que se observan claramente en I vespri siciliani.
El panorama político de Italia en el siglo XIX se desenvolvía en una lucha por la identidad y unidad. Es así que sea palpable la relación que se hiciera entre las óperas de Verdi y su relación con la actualidad de su patria. Sin embargo hacia 1853 el compositor aborda una temática diferente con La Traviata, tal vez su ópera más íntima y personal. Ese mismo año parte hacia París a preparar por encargo Les vêspres siciliennes, que fuera estrenada en 1855 con modesto éxito.
Cuarlos Duarte en I vespri siciliani, tercer acto, Teatro Colón 2006.
Esta nueva versión ofrecida por el Teatro Colón en italiano –ya que su original es en francés- contó con Mario Perusso en la dirección musical. Su lectura firme y segura planteó claramente los momentos de vigor de la partitura. La idea del regisseur francés Eric Vigié fue la de llevar la acción a los tiempos de Garibaldi, en vez de situarla en el siglo XIII como lo exige el libreto. La marcación actoral resultó en algunos momentos poco precisa. La escenografía e iluminación acompañaron en forma grata la idea de la régie, sosteniendo la atención del espectador particularmente en los números de conjunto.
La vocalidad exigida por Verdi en esta obra es bastante ambiciosa, por su extensión temporal, dramatismo, evolución psicológica de los personajes y también por los conflictos duales que se presentan al finalizar la misma. La soprano estadounidense Marquita Lister enfrentó el difícil rol de la Duquesa Elena, papel escrito para soprano dramática con cierta facilidad para la coloratura. La voz de Lister, presentó desigualdades en los registros y se la vio sobrepasada por las agilidades y agudos en el famoso “Bolero”. Carlos Duarte brindó una convincente interpretación de Arrigo: este rol maratónico le sirvió al tenor entrerriano como muestra de entrega escénica, musicalidad y un fraseo típicamente verdiano. Por su parte el barítono coreano Carlo Kang cumplió dignamente con el rol de Guido de Monforte aportando su voz pareja y timbrada, sin embargo tal vez la caracterización del tirano no terminó de convencer en términos escénicos. El desempeño del bajo Duccio dal Monte –discípulo de Rolando Panerai– tuvo algunos altibajos en el fraseo, aunque hay que destacar el atractivo de su registro grave. El resto del elenco, con algunos aciertos individuales, respaldó a los protagonistas.
En el centro, Duccio dal Monte en el final del quinto acto de I vespri siciliani, Teatro Colón 2006
Cabe mencionar en esta ópera la escritura coral tan inspirada de Verdi. Así como en otros de sus títulos, el coro cobra un protagonismo a través del discurso musical y de la magnificencia de sus cuadros. El Coro Estable del Teatro Colón, bajo la guía de Salvatore Caputo, supo captar esa atmósfera verdiana que hace de las partes corales momentos sublimes.
Estos títulos poco frecuentados de Verdi, como el año pasado fuera I lombardi alla prima crociata, ofrecen un recorrido más amplio de la producción verdiana, así como también manifiestan la dificultad vocal y actoral que requieren de sus intérpretes, aún cuando con mayor o menor logro la partitura salga airosa. Es así como este I vespri siciliani volvió al Teatro Colón luego de treinta y seis años de ausencia en Buenos Aires, en una versión de buen nivel cimentada en algunos logros individuales del elenco.
Javier Villa
Imágenes gentileza Teatro Colón. Fotografías de Miguel Micciche y Máximo Parpagnoli, Departamento de Fotofilmación.
Publicado originalmente el viernes 26 de mayo de 2006. |